TRASUNTO

(Del lat. transumptus, part. pas. de transumĕre, tomar de otro).

1. m. Copia escrita de un original.

2. m. Imitación exacta, imagen o representación de algo.

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Este blog nace con vocación histórica.

En él pretendemos plasmar artículos de contenido histórico que han ido apareciendo en la Revista de Ferias y Fiestas de Hervás a lo largo de los años a los que añadiremos algunas aportaciones personales del autor del blog.

El título del blog Trasuntos de Hervás está copiado, precisamente, del título de un artículo histórico aparecido en la Revista de Ferias y Fiestas de Hervás de 1962.

Somos conscientes que una parte importante del contenido de algunos de estos artículos antigüos ha podido ser superado por estudios historiográficos más modernos que han actualizado los conocimientos sobre la historia de Hervás, aún así nos parece importante rescatarlos del olvido y hacerlos accesibles a un público interesado.

lunes, 18 de julio de 2016

HERVÁS EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA (I)

Copyright © 2016 Pedro Emilio López Calvelo

HERVÁS EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA

Con este título tan literario se publicó un interesante artículo en la Revista de Ferias y Fiestas de Hervás del año 1993, un trabajo de investigación histórica de José A. Santos Pérez y Luis Torres Rubio.

En él se habla de una de las epidemias que ocasionaron importante mortalidad catastrófica a lo largo del siglo XIX en nuestro páis: el cólera morbo asiático, enfermedad procedente de Asia y desconocida en Europa, que ocasionaba un gran temor entre la población. España sufrió cuatro brotes epidémicos de cólera en el siglo XIX, afectando de forma desigual a diferentes zonas del país. Este artículo se refiere al segundo de estos brotes epidémicos, el de 1854-1855 que fue el que más incidencia mortal tuvo en nuestra población. 

Hay que indicar, antes de "trasuntar" el artículo del José A. Santos y Luis Torres, que Hervás sufrió, a lo largo de ese mismo siglo XIX, brotes epidémicos de otras enfermedades que fueron, incluso, más mortíferos para la población de Hervás que el cólera (tuberculosis, viruela, sarampión,...) pero que, al ser más habituales, ocasionaban menos alarma en la población y una menor actuación de las instituciones gubernamentales y médicas de la población.

Como el artículo es algo extenso, hemos optado por dividirlo en dos entradas sucesivas.

"El siglo XVIII vio desaparecer, sin saberse del todo bien las causas, la enfermedad epidémica que durante años había asolado las tierras europeas, la Peste Bubónica, más conocida como "la Muerte Negra". Pero la siguiente centuria habrá de conocer enfermedades que causarán estragos demográficos de grandes proporciones; enfermedades que tenían un amplio campo de cultivo al incidir sobre una población mal alimentada y con una ausencia casi total de medidas higiénicas. Eran en su gran mayoría enfermedades infectocontagiosas como la tuberculosis, la viruela, etc. La más representativa y la que causó las más graves catástrofes poblacionales fue el "Cólera morbo asiático".

http://www.juntadeandalucia.es/cultura/archivos/web_es/contenido?id=d5f1392c-de28-11e2-84f3-000ae4865a5f&idActivo=&idArchivo=d9f0f1ac-58a4-11dd-b44b-31450f5b9dd5
 La Península Ibérica soportó periódicas visitas de la mortal enfermedad que causaron graves concentraciones de mortalidad en períodos de tiempo cortos; porque ahí radica su importancia: en que los efectos devastadores se producen en un corto plazo de tiempo.

Otras enfermedades causaron una mortandad mucho mayor a lo largo del siglo, más su concentración temporal no tiene comparación con la de este mal. Una enfermedad como la viruela o la gripe pudo producir un número de defunciones mucho más crecido que el morbo asiático; pero los óbitos se diluyen a lo largo de los años, no se concentran como los del cólera.

El cólera campeará por nuestras tierras, con consecuencias graves, en cuatro ocasiones fundamentalmente. Siempre lo veremos aparecer al paso de crisis de subsistencia, guerras o alteraciones políticas.

La primera vez que tenemos conocimiento de la presencia de la enfermedad en España (1833-35) la vemos relacionada con el estallido de la Primera Guerra Carlista. Los ejércitos  de don Carlos se enfrentan a los de Isabel II. Unos y otros ocupan territorios, destruyen cosechas, requisan; rompen comunicaciones y, en definitiva, provocan crisis de subsistencia que llevan el hambre y la desnutrición a los más menesterosos. La marcha de estos ejércitos en contacto con voluntarios extranjeros contribuyó a extender la enfermedad por el territorio español. Por otra parte en épocas de hambre es más difícil de mantener las medidas de cuarentena e higiene, por efecto del aumento de mendigos, porque se toma cualquier clase de alimentos, incluso en mal estado, etc.

La Guerra Carlista en Extremadura no tuvo la virulencia que en otras zonas de España, pero el impacto que produjo en la economía sí lo fue, produciéndose un pesado lastre para el desarrollo posterior. Durante el Bienio Progresista el cólera vuelve a rebrotar; se dan condiciones adecuadas para su difusión: guerra, movimiento de ejércitos, crisis agrarias; lo mismo ocurrirá con la tercera invasión del mal en 1864-68.

En 1865 sería la crisis agraria y la filoxera que atacó los viñedos españoles dejando en la indigencia a multitud de pequeños propietarios y jornaleros.

El desconocimiento que sobre esta enfermedad se tenía hacía que las medidas terapeúticas que se administraban fuesen, la mayoría de las veces, ineficaces para la magnitud del mal.

Por otra parte, los que salían victoriosos del morbo, debilitados sin defensas en sus cuerpos, quedaban predispuestos para sufrir cualquier otro padecimiento que apareciese.

A los efectos demográficos y sociales se unían los económicos. El comercio quedaba prácticamente paralizado por las grandes dificultades puestas al movimiento de personas y productos que las autoridades imponían para tratar de impedir la difusión del mal.

Extremadura sufrió los cuatro brotes de cólera; el que más incidió demográficamente fue el segundo (1854-55), en éste uno de cada veinte extremeños padeció la enfermedad siendo su letalidad aproximadamente del 27%.

http://lahistoriademira.blogspot.com.es/2010/09/el-colera-morbo-en-el-siglo-xix.html

HERVÁS SE ENFRENTA AL MORBO ASIÁTICO

Trabajando en los archivos municipal y parroquial, hemos podido comprobar la incidencia del cólera morbo astico en Hervás. La conclusión a la que llegamos al estudiar los libros de defunciones a lo largo del siglo XIX, así como las actas de la Junta de Sanidad, es que el mal afectó gravemente en el periodo 1854-55; si bien aparecen recomendaciones higiénicas y terapeúticas en los libros de la Junta de Sanidad para los otros periodos, pero realmente la epidemia no hizo mella en la población, tanto es así que en el año 1865 el brote de la enfermedad, por su levedad, pudo confundirse con disentería y enteritis.

El primer brote, el de los años 1833-35 afectó muy poco a la provincia de Cáceres y puede decirse que en esta ocasión Hervás fue dejado por la enfermedad. No ocurrió así con el brote de mediados de siglo, el más grave de los cuatro para Extremadura y para Hervás; este es el único que lo afectó realmente, hallándose testimonios escritos desde 1853.  

"El  20 de mayo de 1853 se bajó a la iglesia al Santísimo Cristo de la Salud. El concurso fue inmenso, tanto de naturales como de los pueblos circunisos. Estuvo en novena hasta el domingo siguiente que fue el de Pentecostés, y al lado izquierdo, en el altar mayor, se colocó también a la Virgen de las Angustias. En este día de Pentecostés predicó fray Clemente Calzada, religioso franciscano exclaustrado de Béjar. El lunes hubo fiesta de un particular a Nuestra Señora y el martes otra fiesta al Santísimo Cristo a expensas de los mayordomos con el objeto de pedir al Señor por la intercesión de su Divina Madre, nos preserve de la grave epidemia de cólera morbo asiático que tanto estrago hacía en otros pueblos.

La semana anterior se había tenido también en novena al Santísimo Cristo del Perdón a quien se sacó de su trono y se colocó a la derecha del altar mayor de la iglesia del Convento y a la izquierda a la Virgen de las Angustias y para memoria de este suceso lo estampo aquí como párroco de esta iglesia.     Manuel Gutiérrez Fajardo.
              (Libro de fábrica Iglesia de Santa María) 

Por el citado libro de fábrica vemos que la reacción inmediata ante la epidemia, quizá por el recuerdo de lo que había ocurrido en poblaciones vecinas durante el 1833-35, fue recurrir a la Providencia Divina, como loa antiguos griegos y romanos elevaron sus plegarias a la Hagia Triada Hervasense; después vendrían las medidas higiénicas repetidas veces prescritas por reales órdenes, repetidas veces ignoradas por las autoridades locales y por la vehemencia del pueblo.


 Bilbao: procesión en 1855 de Nª Sra. de la Soledad pidiéndole protección ante la epidemia de cólera


El origen de la enfermedad seguía siendo desconocido, la terapia adecuada también y si a esto unimos el que las órdenes llegadas de Madrid, o del gobierno de la provincia, eran incumplidas, lo único que les quedaba era la impotencia y el recurso de lo divino.

En 1854 la epidemia estaba muy próxima a Extremadura, antes de que se produjese su llegada los poderes públicos comenzaron a dictar medidas preventivas; la Junta de Sanidad de Cáceres comenzó una actividad frenética para enviar recomendaciones a las Juntas Locales. Recomendaciones que, ya hemos dicho, eran incumplidas en la mayoría de los casos.

El temor a la infección crecía día a día. La Junta de Sanidad Local no cesaba de hacer llegar informes al Ayuntamiento pidiendo acordase aplicar las medidas higiénicas adecuadas y necesarias:

1ª.- En el término de doce días contados desde la publicación del bando, todos los vecinos limpiarán y sacarán fuera de la población todos el estiércol o materias animales o vegetales en estado de putrefacción que tengan en sus casas, patios y corrales, teniendo entendido que pasado el término señalado se hacen visitas domiciliarias, y al que no lo hubiere verificado se le exigirá la multa que el alcalde creyere conveniente.
2ª.- En lo sucesivo cada día se sacará todo el vicio que se recoja y tengan depositado los vecinos en los patios o en las habitaciones interiores de las casas.
3ª.- Todos los animales que se mueran se enterrarán por sus dueños en las afueras de la población.
4ª.- Las personas tanto vecinas como forasteras que traigan a vender carnes muertas o pescados frescos o salados, antes de proceder a las ventas se presentarán al señor alcalde para obtener el permiso necesario.    
(Junta de Sanidad. Actas año 1854) 

A tenor de las recomendaciones anteriores podemos concluir que las condiciones higiénicas de las viviendas no eran lo saludables que hubiese sido necesario, no sólo en casos extremos como una epidemia de cólera, sino en todo momento; personas y animales convivían bajo el mismo techo y, por lo repetida que va a ser la recomendación en las sucesivas actas de la Junta de Sanidad, creemos que se hacía caso omiso de la misma. En una mentalidad campesina, anclada en un pasado casi ancestral, por las circunstancias que siempre rodearon a Extremadura era muy difícil de inculcar la idea de que la salud y el bienestar estaban reñidos con caso todo aquello que en la época producía "beneficio". Por otra parte, la economía no permitía muchas licencias; los granos eran el alimento fundamental del hombre común de la época, por eso cuando la situación se lo permitía no dudaban en tomar cualquier tipo de carne, aunque muerta de enfermedad, o verduras y frutas en estado lamentable. La necesidad y la falta de una cultura, que sólo unos pocos privilegiados tenían en la Extremadura decimonónica, hacían que se viesen abocados a consumir estos productos.

Instrucciones para prevenir el cólera en la población de Berja (Almería)
 
Hemos dicho que el alimento fundamental era el grano, pero éste no se producía en demasía en el campo local; por lo que, si surgía la epidemia, el pueblo incomunicado por la cuarentena se vería indefectiblemente conducido al hambre y la necesidad; sobre todo los más menesterosos que nunca podían tener la despensa llena.

La Junta también hará recomendaciones acerca de este asunto en varías ocasiones; creemos que las autoridades también hicieron oídos sordos a esto.
"Que careciendo este pueblo de la cosecha de grano y no habiendo en él almacenes ni depósito alguno de este artículo, pues bien es sabido que diariamente entra poco más o menos lo que consume, para el caso de como se presente la epidemia se procure tener algún surtido de trigo, bien de los fondos del común si el ayuntamiento tuviera alguno, o creditando al efecto a los mayores contribuyentes y personas acomodadas para que con calidad de reintegro adelantasen alguna cantidad con dicho fin, para que el pueblo, y particularmente los menesterosos, no carezcan del mejor y más preciso alimento en caso de invasión".
(Junta de Sanidad. Actas de 1854).

Esta recomendación data del año 1854; la volveremos a  encontrar en 1855, en vísperas de la invasión colérica. Pudo ser que el Ayuntamiento no tuviese recursos para abastecer de grano, o que los más pudientes se negasen a ayudar a los pobres, o quizá, como ocurrió en otros lugares, habrían salido de la localidad a parajes más aireados huyendo del foco de la infección que rodeaba al pueblo.

 Placa en el cementerio de Cadaqués. Epidemia de cólera de 1837.
 
José A. Santos - Luis Torres

 -Como se ha dicho, debido a la extensión del artículo, aquí interrumpimos su transcripción y la continuaremos en una próxima entrada-

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